Con el sombrero en el regazo, en señal de un eterno adiós, resignados y expectantes, los espectadores sólo coleccionan emociones, beben el recuerdo, y empuñan su destino, a un desenlace absoluto.
Hoy no importa si él lloró, si ella intentó, o si las marionetas de la historia lucharon por una causa perdida, hoy tan sólo se derrama el tiempo, como si se tratase de agua que entinta nuestros recuerdos, y yo he perdido el cabello, no quería aceptarlo hasta que subiendo las escaleras eléctricas, pude ver mi zona poco poblada.
Todo se hizo demasiado obvio, predecible, aburrido y marchito, lo único que sostiene los recuerdos, son los pilares de la nostalgia, lo que alguna vez saboreamos como si fuese el último día, los azulejos que se hacían enormes, cuando nuestra madre nos llevaba de la mano a la escuela.
Así de tajante, de lapidario, se gestó el desenlace, donde lo que menos queda es control de las decisiones, simplemente resignación, respiraciones profundas, y una sensación de rutina, el abrigo ya no puede calentar demasiado nuestro cuerpo, y la tos se hace presente a diario.
Ojala algún día los héroes puedan existir, luchen y no se desboronen, porque yo sólo veo siluetas de ejecutivos, predicadores, artistas y gente que parece saber de todo un poco, pero lo poco que queda detrás de esa corteza tan ilusoria, es un maldito payaso, como el fondant del pastel que esconde un sabor amargo, vacío y genérico.
Pude decir con total convicción, ya no quiero, ya probé o simplemente me acostumbre al autoengaño, producto de una familia disfuncional, no le echo la culpa a nadie, acepto mis circunstancias, como el que tira los dados, quizás no luché demasiado, pero lo cierto es que todo al final es lo que hay, no existen palabras exactas para maquillar los defectos, no hay libro perfecto, pero si hay perfectas equivocaciones.
Con el sombrero en el regazo, como si se tratase de un niño, una despedida a un difunto, un eterno adiós, un observador de una pecera, yo confieso el día de hoy, que intenté llenar de agua, una red, no lo hice una vez o dos, me tarde toda una vida, mi vida.