Te veo y me ves, y sin decir una sola palabra, te entiendo, y mirando fijamente a tus ojos, sólo encuentro a una persona que vive con una incógnita, como si dentro de sí, quisiera dar respuesta a los ojos que la miran, te veo, pero no te escucho, y no necesito escucharte, con verte tengo suficiente, porque es tan profunda la mirada, que al final veo el retrato de mi rostro enmarcado en tus ojos, en esos ojos negros dilatados, que varian su tamaño para tratar de entenderme.
No importa el tiempo, ni el espacio, simplemente te veo, no te escucho, y no necesito escucharte, y tampoco necesitas escucharme, es un pacto en silencio, una tregua infinita, son sombras, como la calle misma, donde se ven miles de generaciones de escuela, cursar sus materias, pero con el paso del tiempo esta gente crece, y se dispersa y sólo quedan sombras y ecos que se dibujan en la memoria de quienes vivieron esas experiencias, gente anónima, como las fotos viejas de museos, gente sonriendo, personas que no conozco, y que posiblemente ya no existan, ni en la memoria de muchas generaciones, porque todos los que alguna vez interactuaron con ellos hoy, están muertos, en un ciclo casi interminable.
Sólo quedan los olores a café, las mañanas en que la gente se despierta, para trabajar, viviendo en este barco que llamamos vida, pero yo sólo recuerdo y te veo, te hablo con una voz ronca, aunque no me respondas una sola palabra, ¿Quién necesita palabras cuando una mirada lo es Todo?, te veo y me ves, me pones atención, aunque no entiendas nada de lo que diga, y aunque yo también sepa que no me entiendes, es suficiente con el momento que pasa, con el recuerdo en las venas, en la sangre que dilata los canales, te erizas y me sigues viendo, y yo te veo, un ciclo interminable, quizás es algo que sólo pasa con naturalidad, sin explicación alguna, ¿Quién necesita explicaciones, en un mundo donde se cree que todo tiene una?. Nadie y yo no seré ese alguien que necesite de razones, simplemente te veo, y me ves, y no decimos una sola palabra, pero es suficiente entenderlo.
Añejamos el tiempo, sin avanzar, nos volvemos más adultos, cada vez, somos pintores, de nuestro propio momento, sólo que al ser artistas, apreciamos únicamente eso que nos marca, lo demás es todo igual a cero, la vida en general es muy corta, no por el tiempo vivido,sino por los momentos especiales, como este que tengo hoy en día, que sí es un recuerdo, por eso te veo y me ves, y no nos entendemos, y no nos decimos una sola palabra. Y sin decirnos nada, nos dormimos, lentamente, lentamente.