martes, abril 17, 2012

Debí ser filólogo, pero sigo siendo soñador y contando cosas


No sé si creerle a Jack London, él decía que para escribir: “sólo se necesitan dos cosas, tener algo que contar y saber contarlo”, estoy cansado de estar tanto tiempo en frente de una computadora, a la deriva como si estuviese en un mar, en donde no pudiese ver ni siquiera una costa, estudié para darme cuenta que no quería más que contar una historia, tal vez no buena, ni mala, juzgue usted, pero yo quiero hacerle sentir.

La lectura incentiva la cabeza, nada mejor que imaginarse al protagonista, si lo piensas cada cabeza  debe tener una versión diferente de quien vive la historia, la tecnología facilita contar el relato pero a su vez mata esa parte creativa en donde uno es el que entiende de narraciones para dibujar un paisaje, eso es lo fascinante de leer. Te atrapa te hace vibrar, y miles de pensamientos a veces te identificas tanto con el relato que es fácil derramar alguna lágrima, claro uno siempre se guarda esas intimidades, pero las recuerda con un aprecio que no puedes compartir con cualquiera.

La lectura le da control a quien escribe, pero también a quien lee, ya lo dijo Lewis Carroll: “Un buen libro es ese que con el paso del tiempo, el autor lee pero que a su vez siente como si nunca lo hubiese escrito, y eso le permite sentir cosas”.

Olvidaba la sensación magistral de apagar la luz, escuchar música e imaginar un mundo, nada mejor que tener sus propios amigos imaginarios, no como gente viva, sino más bien como personajes que forman un mundo, Joaquín Gutiérrez decía: “Cuando estaba escribiendo, notaba como mis creaciones se subían por encima de mi pierna hasta llegar a mi cabeza y me decían como debía de escribir la historia”. No sé si ese pensamiento existió algún día, pero una vez escuché el relato y me pareció tan agradable que me quede con la frase que hoy día comparto con usted.

Así que perdóneme usted, por mis cacofonías, mis errores gramaticales y de sintaxis, no es importante, sólo vine aquí a contar una historia. Que como todo buen cuenta cuentos, espero que usted disfrute junto a una taza de café bien calientita.



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