jueves, julio 04, 2013

Hablando conmigo mismo en 2013

Hoy es un día como cualquier otro, sin embargo para mi es importante, porque regreso a un punto, el hablar conmigo mismo, una de las prácticas que el diario vivir me hace olvidar, porque si bien es cierto tengo pensamientos dispersos, es complicado para mí tener ese tiempo de dedicación para mi persona.

Estos días lo único que quisiera es salir a un campo muy abierto y poder gritar, porque me desconozco, ya no soy ni la mitad de lo que fui, ni tampoco de lo que quise ser, se me dificultan cosas simples, como tomarme un café en un lugar, ya no me siento tranquilo en ningún lado, es como si en mi interior supiera que soy un perdedor. Estoy siempre nervioso, nunca satisfecho, con ganas de correr hacia cualquier lugar, buscando paz, que no tengo en mi casa.

Una exnovia una vez me dijo una frase que no se me olvida: "Cuando el hambre entra por la puerta, el amor sale por la ventana", es evidente que hace énfasis en lo material, en lo material por encima del amor, es un poco fría y cruel, pero además tiene algo de realidad, no se vive sin dinero, pero cuando hay carencias, se vive pensando sólo en eso, y esa es la parte que más asco me da.

En mi vida tuve una etapa muy filosófica, queriendo buscar una respuesta a la vida, cuando tenía 20 años pasaba leyendo libros de filosofía, incluso me sentía relajado con una visión mucho más amplia del mundo, conocí a Nietzsche, Kafka, entre muchos otros, todo parecía tener un sentido y era mucho más racional, un poco de lógica en la locura, y un poco de locura en la lógica.

Recuerdo cuando por primera vez compré el libro de Así Habló Zaratustra de Nietzsche, todas las anécdotas de aquél sabio que vivía en las colinas, y los cuestionamientos directos a la religión, pasé muchos meses hablando sólo de las ideas ahí expuestas, más de una vez me levanté con firmeza en una clase y dije abiertamente: Soy agnóstico, lo que incomodaba a más de un compañero, porque para nadie es un misterio que los países latinoamericanos somos muy creyentes, no obstante ahora que pienso en todo eso, sólo veo aires de rebeldía, era una forma de hacerme notar, de destacar que era diferente.

Actualmente mi pensamiento es más parecido al budismo, en resumidas cuentas podría decir que: "Sí eso te hace bien, y no le hace daño a nadie, es bueno que lo disfrutes", antes me gustaba enfrentarme a nivel de pensamientos contra los católicos, realmente me divertía creyendo que yo tenía la verdad entre mis palabras, era un debate a nunca acabar y conforme pasó el tiempo, me di cuenta que no se llegaba a ninguna parte, de hecho tengo muchos años de no debatir esos temas, me cansé de hablar con la gente, hay temas en general que suelo evitar: Deportes, Política y Religión, porque la gente suele pelearse por lo que ellos creen, siempre tienen una respuesta a todo y siempre es la mejor, me desgastan esos maldito tópicos. 

Sólo quiero volver a sentir...

Dejo una canción que escucho mucho en estos días:



Y esta tanbién: